Rumbo a la agenda 2030: Cheaf
Win-win para eliminar el desperdicio de comida: Cheaf
En la segunda entrada de nuestra serie ‘Rumbo a la Agenda 2030’ les presentamos a Cheaf, una empresa que busca acabar con el desperdicio de alimentos en tiendas y restaurantes a través de su app.
Con Cheaf los restaurantes afiliados pueden vender sus platillos excedentes a precios preferenciales para así recuperar los costos de producción y evitar desperdicios, mientras que el público usuario puede comprar a través de la plataforma, platillos deliciosos a una fracción del precio original. En palabras de Kim Durand, su fundador, es un win-win. La empresa inició operaciones en la CDMX, luego en Guadalajara y próximamente estará disponible en Monterrey.
¿Cómo surgió la idea de Cheaf?
Cheaf inició como un proyecto piloto con la intención de usar mi experiencia con la tecnología y en la industria de restaurantes (UberEats) para solucionar el problema del desperdicio de alimentos. Iniciamos con algunos restaurantes de mi zona y con amigos míos que me daban feedback. Iniciamos con 5 personas en un grupo de whatsapp y en 3 semanas el número creció a 250. El piloto nos sirvió para probar el impacto del modelo, que por un lado atendía la demanda por comida de bajo costo y por otro lado respondía al problema del desperdicio. El resultado nos llevó a hacer algo más escalable y así nace Cheaf. Ahora llevamos 100,000 descargas de la app.
¿Qué rol tiene la sostenibilidad para la empresa?
La sostenibilidad es central y de hecho, fue el deseo de solucionar un problema social tan grande como lo es el desperdicio de comida, lo que nos dio las bases para Cheaf. El objetivo siempre fue tener un impacto positivo en el tema, que, por un lado es un problema social por la cuestión del desperdicio, pero también uno ambiental por las emisiones de CO2 que se genera con ello. Actualmente hay mucha más comida desperdiciada que comida necesaria para alimentar a la gente en situación de hambre. Parece increíble que no había un match o una solución para esto. Nosotros queremos ayudar a crear ese match entre las personas que buscan comprar alimentos a un tercio del costo y los restaurantes con excedentes. Ahora la comida que mucha gente no podía comprar es accesible ya que con Cheaf estamos ampliando la oferta de comida de bajo costo.
Además, cada kilo de comida que se rescata significa 2.5 kilos de CO2 que no se emiten. Entonces, tanto del lado social como el ambiental estamos teniendo un impacto y ese es el core de lo que estamos haciendo. En Latinoamérica este es un problema real y que sigue creciendo, es la cuarta región que produce más emisiones per cápita debido al desperdicio de alimentos, entonces es el momento de tomar acciones.
La verdad el modelo de Cheaf es un win-win para todos, por un lado, los restaurantes recuperan parte de los costos de producción que se hubieran perdido, además de generar nuevos usuarios y mercados; del lado del usuario es una manera de tener más opciones de comida a bajo costo y de ayudar al medio ambiente. Nuestra propuesta de valor es bastante obvia y es por eso que tuvimos tanta atracción desde el principio. Ahora se trata de hacerlo mucho más escalable y ya estamos viendo más interés tanto de restaurantes chiquitos como de restaurantes grandes o de marcas de supermercados.
¿Cuáles son los principales retos o barreras para promover este concepto?
La barrera principal es a nivel de concientización sobre el desperdicio y, es que muchos de los negocios tienden a no reconocer que tienen excedentes de comida porque creen que podría generar una mala imagen. En Estados Unidos o Europa se reconoce un poco más que los negocios de comida tienen desperdicios y para tener una buena imagen de marca toman acciones al respecto. Esta educación es lo que estamos tratando de hacer con Cheaf porque reconocer los problemas y tomar acciones al respecto, contribuye mucho más a una buena imagen de marca que ignorarlos. Pero en México y Latinoamérica la conciencia del desperdicio no está todavía tan presente y es el principal obstáculo por parte de las tiendas.
Respecto a la demanda, lo que vemos es muy interesante, porque no ha sido nunca un problema a pesar de que la empresa opera con varias auto restricciones, por ejemplo, primero no contamos con entrega a domicilio sino que tienen que ir a recoger el pedido al restaurante, segundo, utilizamos el concepto del paquete sorpresa, es decir, no se da detalle del platillo solo el precio original con descripciones generales, tercero, las ventas se tienen que hacer rápido en un lapso aproximado de 12 horas porque son productos que se generan en el día; y a pesar de todo esto, los paquetes se siguen vendiendo. Esto nos habla de la importancia del impacto social y ambiental para el consumidor, y también, que la reducción del precio (a un tercio del original) es algo de mucho valor. Ambas cosas sobrepasan las barreras de comodidad del modelo.
¿De qué otra manera Cheaf, contribuye a otros ODS o al desarrollo sostenible?
El hecho que no tengamos entrega a domicilio se debe a que somos una app que busca la sostenibilidad y por lo tanto buscamos minimizar nuestro impacto y el uso de empaques y de plástico. La mayoría de los usuarios van a la tienda con sus propios tuppers a recoger sus platillos. También estamos buscando trabajar con asociaciones para implementar iniciativas de responsabilidad social.